´El loco` que resucitaba cuando nadie le creía

Palermo festeja el gol ante Perú // wsn.com

Martín Palermo se retira del fútbol con 37 años, más de 300 goles y la portería de La Bombonera como recuerdo. Unas cifras incontestables para un delantero que ha renacido varias veces de sus cenizas. Palermo nació en Estudiantes, tocó la gloria con Boca, puso las bases del actual Villarreal, jugó en Segunda con el Alavés y, cuando nadie apostaba por él, regresó a Argentina para ser el quinto máximo goleador de la historia. Lo mismo que con la selección: de futura promesa a caer en el olvido tras fallar tres penaltis en un partido y posterior regreso para salvar el puesto a Maradona ante Perú.

La verdad es que es difícil destacar una cualidad de Palermo en la que destaque por encima de los demás delanteros. Sin embargo, el de La Plata siempre ha sabido sobreponerse a sus defecto con fé y coraje. Con el Boca Juniors destrozó al Real Madrid en una de las mejores finales de una Intercontinetal vistas a un equipo argentino. El salto a Europa era de esperar y, aunque Maradona le criticara por ello, se fue al Villarreal. El submarino amarillo comenzaba un proyecto espectacular, que hoy día ha visto sus frutos, y no dudó en hacer de Palermo la pieza angular de un proyecto que contaba, entre otros, con Gustavo Barros Schelotto y Rodolfo Arruabarrena.

Sin embargo, tras no obtener el rendimiento esperado y después de lesionarse cuando le cayó un muro encima en una celebración, Palermo dejó Villarreal y se fue al Betis. A mitad de temporada dejó el club verdiblanco para sumarse al Alavés de Segunda División. Parecía que tocaba fondo pero Boca se acordó de él y le volvió a brindar los mejores años de su carrera.

Con Argentina Palermo vivió una relación de amor odio. Todos esperaban el máximo de él en la Copa América de 1999 pero, en el partido ante Colombia, falló tres penaltis y acabaron perdiendo 3-0. Al Loco le marcaron pero Maradona le rescató para que le ayudara a clasificar a Argentina al Mundial de Sudáfrica. Palermo no defraudó y en el diluvio de Perú anotó el 2-1 que permitía obrar el milagro ante Uruguay tres días más tarde. Jugó el Mundial y allí se convirtió en el argentino más viejo en anotar en una fase final.